La astrología puede ser definida como la creencia en la influencia de los cuerpos celestiales, sean ellos estrellas fijas, constelaciones o planetas sobre los eventos terrestres. Incluso, las posiciones en un momento dado de esos cuerpos podrían determinar esos eventos por completo, haciendo posible de esta manera la predicción sobre las vidas y fortunas de los hombres.
La astrología también formó parte activa en la medicina y la alquimia. En medicina, se creyó en la correspondencia entre los doce signos del Zodíaco y las partes del cuerpo humano. Cualquier problema en el funcionamiento normal del cuerpo era atribuido a las posiciones de los planetas en el anillo zodiacal. En cuanto a la alquimia, la conexión de los planetas con substancias terrestres desempeñó una importante función.
La gran importancia alcanzada por la astrología en la antiguedad llevó al gran astrónomo Ptolomeo a compilar un completo tratado de astrología en su obra Tetrabiblos (Quatripartitum), que durante los largos siglos de la Edad Media alcanzó igual o mayor difusión que su gran obra astronómica, el Almagesto. En el Tetrabiblos, Ptolomeo describe con lujo de detalles y gran perfección técnica la astrología general, que enseña la predicción de las guerras, las epidemias, los terremotos y otras calamidades, y la astrología judiciaria, que enseña cómo hacer pronósticos acertados sobre la vida de los hombres. No se sabe bien qué determinó a Ptolomeo, que había contribuido en forma importante al desarrollo de la astronomía mediante observaciones exactas y construcciones matemáticas, a poner en el mismo nivel de esta ciencia a ese sistema espurio, fabricado de analogías superficiales y supuestos sin base que es la astrología.
En el Tetrabiblos, Ptolomeo hace algunas referencias al Almagesto. Explica que esta última obra es una obra de matemáticas que trata de cuestiones susceptibles de demostración, mientras que el Tetrabiblos se ocupa de materias más intangibles y que pueden ser sujeto de conjeturas, aunque también merecen ser investigadas. Los primeros capítulos de esta última obra tratan de una defensa de la adivinación y de la astrología. Piensa Ptolomeo que la adivinación por medio de la posición relativa de estrellas y planetas es menos irracional y más “científica” que la adivinación mediante los sueños, las piedras o los pájaros.
Con el tiempo, la fama del Tetrabiblos llegó a ser mucho mayor que la otra gran científica de Ptolomeo, el Almagesto. Una explicación de este hecho es que la astronomía es una ciencia y, por tanto, está sujeta a revisiones y críticas; en cambio, la astrología moderna es esencialmente igual que la antigua. Existen muchos más astrólogos que astrónomos en nuestra civilización occidental y la mayor parte de ellos gana considerablemente más que los astrónomos. Prácticamente todos los periódicos y revistas incluyen una columna de vaticinios astrológicos, en forma de horóscopos.
